Sin bombas, con chachachá

La pregunta se hace obligante. ¿Por qué Barack Obama abre las puertas para dialogar y buscar acuerdos con un país como Irán, obviamente una amenaza para Occidente por su ambición nuclear, y un enemigo abierto de sus aliados de siempre, Israel y el poderío económico judío estadounidense, y en cambio promulga un decreto en el que Venezuela, un país militarmente débil y económicamente asfixiado, queda señalado como una amenaza para la seguridad de Estados Unidos? Más aún, ¿por qué en el preciso momento cuando ha tomado la decisión histórica de iniciar el restablecimiento de relaciones con Cuba, y probablemente a mediano plazo la suspensión del bloqueo, decide abrir una cruzada de hostigamiento a un gobierno que precisamente ha sido el gran protegido, asesor, y de alguna manera la mano que ha dado de comer a esa misma nación durante los últimos quince años? La respuesta está llena de zonas oscuras. Puede uno concluir que lo que se rumoraba, que Venezuela era una amenaza por sus relaciones con Irán y porque le facilitaba el uranio necesario para fabricar su bomba, no es verdad. Y, agregar, que desde un análisis basado en lo que se conoce como sentido común, Venezuela no puede ser una amenaza para Estados Unidos. Ni a la manera en que lo sería Irán si fabrica su bomba nuclear, o como alguna vez lo fue Cuba cuando la crisis de los misiles en 1962. Por eso a muchos gobernantes de países vecinos y líderes internacionales que adversan el autoritarismo del gobierno rojo, le ha parecido sin embargo que la medida Obama es excesiva y la han condenado.Existe además, entre muchos analistas y opositores, la sensación de que la medida ha venido a darle aliento a la alicaída imagen de Nicolás Maduro y hecho recuperar al gobierno rojo parte del apoyo internacional que en los últimos tiempos venía menguando. Una interpretación oficialista en caliente celebra que Maduro ha subido algunos puntos en las encuestas, que los rojos han galvanizado su fracturada y desanimada base gracias a la respuesta antiimperialista, y que el gobierno norteamericano ha tenido que retractarse por la presión internacional.Todas son medias verdades. Dos analistas interna cionales con gran audiencia, Moisés Naim y Fernando Mires, han explicado con suma claridad lo...

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