Un borde con vista

Luego de casi siete años de distancia, volví a Venezuela a finales de 2001. La aclimatación del retorno, siempre difícil, se topó con el comienzo de la peor etapa de polarización: el debate del chavismo y la oposición por las 49 leyes de la habilitante, que llevó a la huelga del 10 de diciembre de 2001 y al alarde perezjimenista del finado Hugo Chávez de poner a volar sobre el cielo de Caracas una flota de aviones supersónicos para recordarles a los opositores que la revolución es pacífica pero armada. Aquel caribeo de propulsión a chorro fue el vaticinio para las disidencias militares del primer trimestre de 2002, para el despido de los ejecutivos de Pdvsa por Aló, Presidente y para la cruzada meritocrática animada por el actor Orlando Urdaneta en representación de la CTV y Fedecámaras todavía me asombra esa llave que llevó al 11 de abril y a su correlato, el 13.Dijo el politólogo Newton Isaac que las acciones mutuas de dos cuerpos que colisionan siempre son iguales y dirigidas en sentido opuesto. Venezuela está dividida en dos pedazos que se repelen mutuamente con una fuerza equivalente a su bravuconería parcelaria.Y a pesar de sus respectivas certezas, a los dos lados de este país los une, justamente, su debilidad por el furor y la embestida. En el país sobresale la necesidad de sus ciudadanos hombres y mujeres de hablarles a sus semejantes con un tono de suficiencia enfática que no guarda proporción con sus dudas. Supongo que, por efecto contraste, en 2001 y 2002 debía yo andar un poco hipersensible con ese tema: apenas había vuelto de Francia, tierra de escepticismo, plan detallado y amor por la retórica donde incluso las cabezas más neuróticas y activas declaran «no sé» antes de pronunciarse.Ese viejo conflicto me hace recordar la locución del siglo XIX: «Caracas es un cuartel, Bogotá una universidad y Quito un convento». Es decir, mientras nuestros socios de la Gran Colombia se dejan amparar por la ilustración o por el misticis mo, los venezolanos nos sobreponemos prosaicamente a los límites de la inteligencia o a la vulnerabilidad del ser humano por medio de órdenes, instrucciones y consignas que lo único que hacen es perfilar un darwinismo de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR