El botón del magistrado

La primera reacción de Chávez, tras las declaraciones del ex magistrado del TSJ Eladio Aponte Aponte, ofrecidas a la televisión el 18 de abril, fue calificar a su antiguo amigo de delincuente, y al contenido de sus revelaciones, de caliche. Lo peor es que esto no sorprendió a nadie: un jefe de Estado es implicado por el más alto juez penal de su régimen en actividades de narcotráfico y señalado de intervenir personalmente para imputar a inocentes y dejar libres a criminales, y a ese mandatario estos señalamientos le parecen un caliche, que en la jerga periodística alude a información de poca monta, pero, sobre todo, a hechos ya de sobra conocidos y, por tanto, de escaso valor noticioso. Tratándose de Chávez, esto es lo normal. Es exactamente el libreto de Fi del Castro: aniquilar moralmente a quien se le planta para enrostrarle sus delitos y banalizar las acusaciones cargándolas a la cuenta del imperialismo. Consciente de esa inveterada operación, el ex magistrado manifiesta en la entrevista su certeza de que va a ser calificado de traidor. Y con un candor que hiela la sangre de la audiencia, reconoce que, efectivamente, su conducta ha dado un vuelco y ha dejado de ser leal al Gobierno, entre otras cosas, porque empezaron a tasarlo con la misma vara con que se mide a los demás. Evidentemente, una rup tura entre hermanos mafiosos. Aponte Aponte se sintió traicionado lo dice con todas sus letras en la entrevista y, antes de que le mandaran el sicario de Aguilarte, traicionó él también. En la entrevista hecha por la pe riodista Verioska Velasco vemos un hombre de apariencia humilde, cuya habla es tan precaria que recuerda la interpretación que hiciera aquel pésimo actor llamado Pedro Lander de un juez en una telenovela. Incapaz de encarnar un personaje distinto a un malandro, Lander hacía que el juez de la trama hablara con el acento y la dicción de un azote de barrio. Resultó ser premonitorio de este Aponte Aponte que le manotea al Presidente en la cara, confirmando lo que ya se sabía: que Chávez acosa a los jueces para mandar a imputar, privar de libertad y hacer allanamientos con un móvil político, y lo afirma diciendo calné por carnet. Las revelaciones de Aponte Aponte, su huida saltando...

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