Brasil

Hay cuerdas que no se rompen por lo más delgado sino por lo más grueso. Una de ellas ha sido la que provocó la caída del canciller brasileño Antonio Patriota, mano derecha de la presidenta Dilma Rousseff. Patriota dimitió esta semana y la Presidenta aceptó su renuncia como efecto de una trama de asilo y fuga y como paliativo de una situación que podría afectar las relaciones entre Brasil y Bolivia.La crisis surge hace 15 meses, cuando Roger Pinto, senador boliviano opositor del gobierno de Evo Morales, llega a la embajada brasileña en La Paz y solicita asilo político. El encargado de negocios se lo concede y Pinto se vuelve un dolor de cabeza diplomático. La Paz se negó a expedirle salvoconducto de salida porque el senador está acusado de corrupción.Según Bolivia no se trataba de un perseguido político.En algún momento, el incó modo huésped conmovió al...

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