Lo bueno de descubrir tu pasión

¿Qué es lo que hace que un reconocido neurólogo no dicte menos de 200 conferencias al año y que un sábado tenga la energía para viajar 13 horas en carro con el único objetivo de dar una charla de dos horas en Puerto Ordaz, para regresar el mismo día a Caracas con la corbata y la camisa medio desbaratadas? Ciro Gaona asegura que no es por la compensación económica ni por agregar créditos a su currículo. Y cualquier persona que lo escucha hablar, sabe que lo que dice es cierto. Llega a su casa con la corbata y la camisa medio desbaratadas porque en las charlas que dicta este apasionado del cerebro (entre otras actividades que realiza a favor de los pacientes con Alzheimer y sus familias), las personas se le acercan para agradecerle con abrazos, con mensajes escritos que le meten en el bolsillo o con un dulce pan de guayaba. "Yo no lo había pensado nunca, pero esto tiene que ser porque yo siento pasión por lo que hago", dice quien además de atender pacientes en su consulta desde la madrugada en la clínica Loira, hace labor investigativa, y nunca le falta tiempo para dedicarse a la divulgación de la importancia de cuidar uno de los órganos más importantes del organismo. "La vida es un verdadero milagro y el cerebro también. Dios nos ha dado un órgano físico y espiritual que es nuestro cerebro y si lo cuidamos va a estar mejor por mucho tiempo, nos va a permitir ser más felices y hacer más felices a quienes están a nuestro alrededor, y yo, sabiendo esto, no me lo puedo quedar por dentro", dice con el entusiasmo que lo caracteriza, y como es de esperarse, no desaprovecha la oportunidad para recordar lo que predica desde hace más 20 años: que para cuidar el cerebro hay que tener vínculos sociales, cultivar la actividad física, mental y espiritual -asegura que son incontables las bondades de la meditación compasiva- y mantener el entusiasmo. Su esposa -por quien asegura sentirse apasionado, al igual que por sus hijos- siempre le dice que se lleva su trabajo a todas partes. "Es que la pasión hace que uno no lo sienta como un trabajo, sino como una forma de felicidad. A pesar de que se me han presentado -y se me presentan- dificultades como a todo el mundo, yo no me canso. El balance es que me siento feliz". Combustible inagotable "En los momentos difíciles, de agotamiento, de estrés, de frustraciones, respiras profundo y te das cuenta de lo que estás logrando, de lo que has crecido", dice Ana María Aquique con un nudo en la garganta, cuando habla...

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