Buenos días, Isidora

Un eslabón fundamental de la cadena del diseño es lograr que los objetos que se piensan, perfeccionan y realizan puedan llegar a los consumidores, la gente que los necesita y para quienes fueron creados desde el principio. Si una buena idea se queda en prototipo, si no puede producirse, distribuirse, exhibirse y venderse, no es más que eso: una buena idea. Y ya lo sabemos, las buenas ideas son como las buenas intenciones. Por eso cuando alguien pone manos a la obra para que el trabajo de un diseñador se celebre, se exhiba y se pueda comprar, merece atención. Sobre todo en un país en el que las difi cultades que enfrentan los creadores no son pocas y en el que una de las más comunes es precisamente la capacidad de realización y de comercialización de lo que se ha concebido con mucho esfuerzo intelectual. La tienda Greenella está haciendo un esfuerzo interesante en ese sentido. Hace un par de semanas, en una iniciativa en conjunto con Mobel su local vecino, especializado en muebles daneses del siglo XX, inauguró la exhibición de la pieza Isidora, un perchero que es útil y que también tiene mucho de pieza de arte, creación del arquitecto y diseñador in dustrial Rodolfo Agrella, uno de los representantes de Venezuela en el Salón Satélite de Milán este año. El año pasado, Greenella lanzó una línea de vajillas diseñada por Ana María Reyna y espera tener disponible una...

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