Se busca al Brujo Horton

Cuenta el gran Oswaldo Olivares que aquel Magallanes de 1978, en pleno naufragio, ubicado último en la tabla de posiciones y sin muchas perspectivas de clasificar, celebró un pequeño cónclave en un restaurante de Valencia, para decidir un golpe de timón.La situación era desespe rada. Olivares, miembro de nuestro Salón de la Fama, fue convocado por Alberto Parjús, presidente de los turcos, para contar con una voz autorizada del grupo de criollos.También estaban presentes los directivos del equipo. El piloto de los Navegantes era el mismísimo Cookie Rojas, una institución de la pelota caribeña, respetadísimo por su larga carrera en las Grandes Ligas y en la región.Willie Horton también asis tió. El negrón estaba en su primera temporada con los eléctricos y formaba parte de una excepcional importación, que incluía nombres como Mike Norris, Rodney Scott y Mitchell Paige.En ese encuentro se deci dió el destino de la divisa en esa campaña. Horton salió de restaurante como manager jugador y horas después empezó a construir su leyenda. Con las decisiones más estrambóticas que recuerde la liga, le dio vuelta al infortunio, metió a los bucaneros en la postemporada y no paró de ganar ni siquiera en la Serie del Caribe, que conquistó con autoridad.El Brujo, le llamaron des de entonces. Los periódicos de la época le hacían posar con un tabaco humeante y luciendo collares, como un ensalmador.Es muy posible que Omar Malavé haya visto alguno de esos retratos. Ya jugaba pelota en su Cumaná natal y, con 15 años de edad, era magallanero de corazón, como tantos orientales.Hoy Malavé es el sucesor de otra leyenda en desgracia, de Carlos García, y su tarea es la misma que encaró Horton entonces. ¿Podrá clasificar, como aquel? La nave la tenía más difí cil en 1978 y otros elencos se han visto en un predicamento mayor...

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