En busca de la certeza

El 10 de diciembre de 1513, Nicolás Maquiavelo le escribe a Francisco Vettori, Magnifico oratori apud Summun Pontificem de Florencia, que ha es crito un opúsculo así lo llama con lo aprendido de esas íntimas conversaciones que últimamente ha tenido con los hombres más prominentes de la antigüedad. Lo ha bautizado con el título De Principatibus , y anuncia que busca examinar a través de sus páginas qué es un principado, cuántas son sus clases, cómo se adquieren, cómo se mantienen, por qué se pierden. Sin embargo, Maquiavelo pareciera esconderle a su compadre que entre sus líneas se encuentra una idea sumamente poderosa y muy subversiva para la época. Una idea sobre cómo lograr autonomía e independencia del poder ante los designios de la divinidad.Nuestras concepciones po líticas occidentales, al menos hasta la fecha de la carta, se habían distinguido por mantener unas especiales relaciones entre el poder y la divinidad. En esa relación, quienes ocupaban el poder procuraban estar bajo la égida de alguna divinidad, para superar grandes desafíos o evitar grandes fracasos.Desde el punto de vista político, la divinidad representaba una valiosa fuente para reducir el amplio margen de consecuencias inesperadas, aunque sólo fuera mediante declaraciones de fe. La política se mueve en el terreno de la incertidumbre y el riesgo, y tener al lado una divinidad puede representar un gran auxilio psicológico cuando las certezas escasean.El príncipe de Nicolás Ma quiavelo es quizás la primera obra política que busca descifrar decisivamente esa naturaleza bipartita de la acción política. No se piense que su distinción entre principados eclesiásticos y hereditarios se remite a esa dualidad. Su distinción sólo indica que tanto el uno como el otro tienen un conjunto de reglas y prácticas que otorgan una gran certeza de cómo adquirirlos y mantenerlos.La dupla poder-divinidad será crucial en aquellos principados nuevos donde no hay leyes, tradiciones ni costumbres que regulen la vida política.Todo El príncipe , o casi todo, está dedicado a examinar la vida política en esos principados.Como no hay reglas ni tradiciones, tampoco hay horizontes de futuro posibles a menos que los príncipes nuevos se lo aseguren. Maquiavelo está convencido por experiencia propia que el principal recurso que tienen esos príncipes es el conocimiento de la historia. La visión que tiene en mente sobre su presente italiano es una lucha por el poder intelectualmente fragmentario e...

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