Se busca diputada

Tal vez, como creía George Bernard Shaw, no sea cierto que el poder corrompe, sino que hay políticos que corrompen al poder. Es oportuno citar esta mordaz reflexión para hacer referencia al caso de María Aranguren, una profesional de la arquitectura que ha hecho carrera política al lado de José Gregorio "el Gato" Briceño y, en la actualidad, es diputada de la fracción de independientes agrupados en Monagas Patriota.

Creyendo que la soga revienta por lo más delgado, los agentes del PSUV partido en el cual militó Aranguren hasta el año pasado, cuando el ex gobernador Briceño fue distanciado de las filas oficialistas se le acercaron con la intención de, a través del soborno o del chantaje, captar su adhesión para votar una ley habilitante solicitada, supuestamente, para combatir la corrupción; piensan los rojos que un clavo podrido puede sacar otro clavo putrefacto... ¡Vaya paradoja! Rechazada como fue esta artera intentona de pervertirla, la diputada Aranguren pasó a formar parte de la lista de parlamentarios de oposición sobre los cuales pende no una justiciera espada de Damocles, sino la guadaña de un cancerbero enseñoreado en la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional, con licencia para ofender e injuriar al contrario, quien no parece tener mucho de guapo pero sí mucho apoyo de quien preside el ente legislativo.

Por eso se ensaña contra una representante del pueblo que tuvo suficiente guáramo para oponerse a la mafia que, según se desprende de sus declaraciones del pasado domingo a El Nacional, maneja por debajo de cuerdas buena parte de los negociados ilícitos que se cuecen en el oriente del país para beneficio de cierto insurrecto del 4-F muy afortunado.

Buscando una...

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