El mundo está de cabeza: los delincuentes persiguen a los policías

En el barrio Isaías Medina Angarita, en Catia, la casa del ex policía metropolitano Carlos Pérez permanece en silencio desde que mataron al segundo de sus tres hijos el 15 de abril.No se escucha música, la esposa sólo habla lo necesario y el menor ya no juega con los videojuegos. Jamás pensé que con la educación y los valores que le inculqué a mi hijo lo podían matar así, como a un perro, exclamó el padre.Ese día en la madrugada, Carlos Yoneiker Pérez Vílchez regresó a su casa luego de celebrar el triunfo de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales. Estaba estacionando la moto a pocos metros de su casa cuando un hombre, enchaquetado y con un brazalete tricolor en el brazo, se le acercó en una moto V-Strom y le disparó dos veces en la cabeza, dijo el ex policía, que recopiló esa versión de los vecinos.Señaló que su hijo fue criado en un ambiente familiar en el que el estudio es la clave del éxito y el deporte una manera de alejar a los jóvenes de la delincuencia. Desde pequeño, Pérez Vílchez mostró interés por el baloncesto y la carrera policial, por lo que al salir del bachillerato en 2010, se alistó en el Ejército para cumplir con su servicio militar.Una vez descubrí que había faltado a clases porque estaba trabajando como empaquetador en un supermercado.Le dije que no le iba a pagar más sus estudios para que se pusiera las pilas en el liceo y él comenzó a pagárselos. Siempre se preocupó por su futuro, dijo Pérez.En enero iba a inscribirse en la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad, pero su padre le hizo cambiar de parecer debido al alto número de policías asesinados.Yo presté servicio en la Policía Metropolitana por 26 años y lo llevaba con frecuencia a la Comandancia. Creo que sacó esa idea por seguir mi ejemplo, pero yo no quería que se metiera en la UNES porque aquí no hay mecanismos de seguridad para los policías. El mundo está de cabeza: los delincuentes persiguen a los funcionarios, indicó.Pérez Vílchez obedeció a su padre, desistió de su plan y comenzó a urdir otro: ingresar a la Guardia Nacional. Mientras...

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