Con cada emigrante, Venezuela se empobrece más

En 1917, justo por estos días, se inició en Rusia el fenómeno conocido como la “emigración blanca”, que se prolongó hasta 1922, aproximadamente. Entre 2 millones y 3 millones de personas huyeron del comunismo, en tiempos cuando viajar era difícil, costoso y extenuante. Esa emigración blanca incluyó a científicos, escritores, empresarios, académicos y profesionales de alto nivel que dirigían fábricas fundamentales en la economía de ese país. Se distribuyeron por Europa y Estados Unidos, mientras la Rusia comunista se empobrecía a extremos impensables.

Desde que Fidel Castro se hizo con el poder en Cuba, más de 2 millones de personas han huido de ese país. Muchos de ellos se han instalado en Estados Unidos, y se han constituido en una fuerza social y económica determinante, en lugares como el estado de Florida. Quien analice la historia de los emigrantes cubanos, de 1959 a esta fecha, constatará que el régimen ha mantenido una política de cerrar y abrir fronteras para estimular el deseo de huir. Hay una relación directa entre la estrategia de lograr que los jóvenes y ciudadanos más críticos con el régimen abandonen la isla, y el objetivo de los comunistas de mantenerse en el poder por tiempo indeterminado al costo que sea.

El empobrecimiento de Venezuela asombra no solo a los economistas del mundo, sino a los ciudadanos informados de decenas y decenas de países que no logran explicarse cómo el nuestro, famoso por sus riquezas petroleras, minerales y naturales, ha llegado a ser un país donde la mayoría de las personas sobreviven en condiciones de hambre y enfermedad, y donde el estado de la infraestructura, de los servicios hospitalarios, del parque automotor, del mantenimiento de aviones, ascensores, escaleras mecánicas, maquinarias y equipos de toda índole es cada día más precario e inexistente. Los gobiernos de Chávez y Maduro no solo causan estupor por el modo como matan, violan los derechos humanos, torturan y fabrican presos políticos, sino también por cómo, al tiempo que emplean sus energías en el narcotráfico, destruyen el sector productivo y empobrecen el país.

Uno de los factores más profundos del empobrecimiento de Venezuela lo constituyen los 2 millones de personas, especialmente jóvenes preparados y competentes, que han emigrado huyendo de la inseguridad y de la persecución política. Muchos de ellos son personas de talento demostrado e inmenso potencial. Son parte de una pérdida difícil de contabilizar. Son demasiados, a menudo...

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