Las caimaneras de Chita

Desde la línea, Noel Sanvicente grita los 90 minutos. Se enoja, se alegra con ca da gol, vuelve a arengar a sus dirigidos. Así puede pasar la tarde entera. El guayanés vive el fútbol con una intensidad particular, llena de carácter.En su carrera, desde que co menzó con las inferiores del Caracas y luego con la formación del primer equipo capitalino, después con Real Esppor y más tarde con Zamora, el DT siempre tuvo el mismo comportamiento intenso.Pero cuando llega a casa des pués de la faena y deja tirado a un lado el traje de técnico, se convierte en el más fervoroso padre y esposo. El hombre aguerrido de expresiones duras con sus dirigidos, se derrite ante el calor del hogar y de los suyos.Chita, al contrario de lo que muchos piensan, no era un hombre dedicado de lleno al fútbol en su natal Ciudad Guayana, cuando apenas era un niño. Siempre practicaba el deporte de la temporada: basket, beisbol o también el fútbol, y así uno iba aprendiendo a jugarlos todos de manera muy silvestre, recordó quien es primo del basquetbolista de Cocodrilos de Caracas y miembro de la selección nacional Luis Bethelmy.El deporte predilecto del nue vo estratega de la selección nacional era el beisbol, que además le dejó grandes amistades.Crecí jugando pelota en San Félix, entre caimaneras. Lo hacíamos por dos botellas de refresco y esas cosas que quiere uno cuando es muchacho.Siempre bateaba de cuarto o quinto, jugaba shortstop, luego primera base o centerfield.En mi casa decían que era tan buen pelotero que muchos se lamentaron de que tomara el camino del fútbol profesional y no el del beisbol.Robert Pérez es casi como mi hermano, agregó. Con él jugué desde pequeño, vivíamos en la misma cuadra y somos muy cercanos, como uña y carne. Todavía nos vemos de vez en cuando, es mi pana del alma, aseguró.Sanvicente, quien ganó cin co títulos como jugador profesional con Mineros, Marítimo, Minerven y Caracas, dejó claras sus preferencias en lo que al beisbol venezolano se refiere.En oriente, cuando era un niño, te hacías fanático de Caracas o de Magallanes. Pero al llegar a la capital me hice muy amigo de la familia Márquez; uno de ellos, Hebert, jugaba conmigo fútbol en el Marítimo y su hermano Robert era catcher de los Tiburones de La Guaira. Empezamos a ir a los juegos, me permitía estar dentro del club house, compartimos mucho. Ahí empecé a ligarles y hoy por hoy soy fanático de ese equipo, contó.Amor de cuadra. Recién llegado a la capital Sanvicente conoció a...

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