Las cámaras de La viuda joven también juegan a la esquizofrenia

En el estudio, la voz de Yuri Delgado es omnipresente. Todo se mueve a su antojo sin que él esté allí. Desde una cabina en un piso superior dirige a todos los técnicos de La viuda joven: sólo con apretar un botón le da instrucciones al coordinador, que a su vez es el encargado de poner orden en el decorado de la comisaría. Y a los camarógrafos les dice, a través de sus audífonos, lo que deben hacer, a qué actor tienen que enfocar y qué tipo de plano usar. La novela de Martin Hahn no es la típica historia rosa, es una trama policial, llena de asesinatos, de giros inesperados, de acción, de suspenso psicológico, de drama y, por supuesto, de romance, el ingrediente vital de cualquier dramático. Quienes están detrás de la telenovela saben que el suspenso requiere una dirección técnica diferente para que el lenguaje visual esté acorde con el libreto. Es en ese momento en el que todo se complica. No basta con tres cámaras fijas, también hay otra en mano de un operador. Desde el primer capítulo, las tomas han sido movidas, trepidantes, zoom agresivos y saltos de eje. El uso de esos recursos ha roto con lo establecido en los dramáticos venezolanos, en los que sólo se han usado pocos planos, casi siempre los más tradicionales. La novedad ha ganado sus adeptos, pero también detractores. Hay televidentes que expresan noche a noche en sus perfiles de Twitter que se marean con tantos movimientos de cámara, lo que les impide ver la nueva novela de Venevisión. Hay otros, en cambio, que alaban la propuesta arriesgada. El artífice de la idea, Yuri Del gado, cuenta que el escritor Martin Hahn, antes de iniciar las grabaciones, le pidió hacer algo arriesgado. Él lo pensó durante...

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