Cáncer y poder en el PSUV y II

El viernes 9 de marzo, en conversación telefónica con su hermano, Adán Chávez le dijo a Hu go Chávez que aquí, por ahora, nuestro candidato es usted. ¿Qué insinuaba el gobernador de Barinas con ese por ahora que, dadas las circunstancias del momento, debió resonar en la conciencia del planeta chavista como una expresión de muy mal gusto político? ¿Fue por eso que al día siguiente Diosdado Cabello le advirtió a su único aparente rival en una eventual encrucijada sucesoria que aquí, caballeros, no hay plan B, porque el candidato es Hugo Chávez? ¿Pero bueno, no es que Chávez había alertado a sus lugartenientes sobre la necesidad de mantener la compostura mientras él estuviera en Cuba ocupándose de derrotar una vez más a la muerte? ¿No bastaba acaso recordar los perturbadores sobresaltos del verano anterior para disuadir ahora los impulsos emocionales de los más impacientes? Entonces, ¿por qué sembrar dudas que pueden ocasionar estragos irremediables en el corazón rojo rojito del PSUV? ¿Y por qué poner en duda la jefatura absoluta de Chávez o ponerse a proponer, como hacen algunos, elecciones primarias? ¿Será que en el seno del partido la grave recurrencia del cáncer presidencial ha disparado el morbo de las ambiciones personales a todos los niveles? Quizá de esta zona de peligro acechante en las penumbras sa lió la infeliz exhortación de un vicealmirante atormentado por su futuro personal. Con Chávez todo, sin Chávez nada. Y quizá por esa misma agónica razón los jefes militares del régimen, convocados por el ministro Rangel Silva, se reunieron en Fuerte Tiuna para reiterarle a Chávez y a la opinión pública que la Fuerza Armada Bolivariana estaba monolíticamente unida en torno a su comandante en jefe. ¿Es que existe algún motivo para pensar que no sea así? En todo caso, uno tiene la im presión de que esta inquietud también impulsó al grupo civil de Chávez a discutir el espinoso asunto en La Viñeta. Primero, para despejar incógnitas inconvenientes sobre el porvenir chavista, después para anunciar a los cuatro vientos, de forma exageradamente estruendosa, que aunque nadie se lo creyera la ver dad es que Elías Jaua y Diosdado Cabello son hermanos del alma. Por último, que alejado el temor de una confrontación en la cúpula, lo cierto es que en el PSUV no hay espacio para las fragilidades ideológicas...

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