La baja de Alfonso Cano no impidió que las FARC incrementaran ataques

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia concluyeron 2011 con un balance ambivalente en sus casi cinco décadas de historia: por un lado, quedaron resentidas políticamente por la baja de Alfonso Cano, líder del secretariado de la guerrilla que fue ultimado el 4 de noviembre en una operación del Ejército en el departamento de Cauca, y que llevó a la cúpula a nombrar a Timochenko, el encargado de la inteligencia, como nuevo hombre fuerte de la organización. A este vacío que generó la muerte del intelectual más destacado de las FARC debe sumarse el contundente rechazo de la opinión pública a la existencia de la guerrilla, un golpe moral que se acrecentó por las ejecuciones Âa finales de aquel mes de cuatro uniformados de la fuerza pública que, en promedio, llevaban una década secuestrados. La otra cara de la moneda muestra un fortalecimiento de las operaciones guerrilleras en 2011. A pesar del repudio mayoritario en Colombia y la caída de Cano, las FARC -integradas por 9.000 hombres según el comandante de las Fuerzas Militares, Alejandro Navasincrementaron sus acciones vio lentas contra la fuerza pública en 24% de enero a octubre del año 367 ataques, si se compara con el mismo período de 2010 279. La cifra se puede leer en el in forme La Seguridad Nacional en Colombia 2011, publicado por el Centro Seguridad y Democracia de la universidad bogotana Sergio Arboleda, cuyo primer párrafo de presentación sentencia: La baja de Alfonso Cano no debe ocultar la situación compleja de la seguridad en Colombia. A juicio de Alfredo Rangel, director de la institución, es un año desastroso para las FARC desde el punto de vista político. La caída de Alfonso Cano significa un duro choque psicológico para sus combatientes, y el asesinato de los secuestrados los ha aislado aún más de la opinión nacional e internacional, que los sigue señalando como un grupo terrorista que utiliza de manera permanente métodos bárbaros de lucha, opina. Lo paradójico Âconcluye es que han ido creciendo sus operaciones militares que no son más que sus actos violentos contra el Ejército y la Policía Nacional, contra la infraestructura económica nacional, y ha incrementado también el número de secuestros. La guerrilla está regresando gradualmente a algunas zonas del país de donde había sido expulsada por la acción de la fuerza...

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