Caos y convicción

T he Master está con tada de una manera en la que prácticamente no importan los nombres o los apellidos. Una cátedra de introducción cinematográfica poco convencional muestra, más a través de impresiones y atmósferas que de una narración hilada, a un hombre ex tuerca insignificante en el engranaje bélico de la Segunda Guerra Mundial en cuya vida hay episodios de sexo y emborrachamiento compulsivo, pereza, violencia, abandono, desempleo, inestabilidad y, en resumen, una gran vaciedad. Se encuentra a otro que parece sabérselas todas, aunque quizás en el fondo no es mucho menos inseguro y vacío que él: un tercio de pastor religioso, un tercio de humanista y un tercio de científico, que le habla de fuerzas extraterrestres invasoras, magnitudes medidas en trillones de años y regresiones a vidas anteriores. En The Master, diciendo poco, se dice mucho. Es una película que pudiera resumirse en la noción de que una persona sin rumbo y en el margen de lo socialmente tolerado pudiera ser, en el fondo, más humana y menos dañina que un loco con una convicción. Una de las características de la temporada del Oscar que acaba de terminar fue la polémica seguramente inútil acerca de la fidelidad a los hechos históricos de películas como Argo, Lincoln y Zero Dark Thirty. En The Master, Paul Thomas Anderson posiblemente se aproxima a los orígenes del culto religioso conocido como cienciología o dianética, uno de los nombres con los que se presenta, cuya cara más famosa hoy es quizás el actor Tom Cruise. Su arma es más la alusión que la cita exacta a pie de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR