Caracas: más deseo y menos miedo

Celebrar este nuevo aniversario de Caracas, para nosotros implica un ejercicio de mirar más hacia delante que hacia atrás. Tenemos un presente con claros déficits viviendas, parques, transporte público... y excesos violencia, vehículos particulares... que invitan a pensar desde nuevos paradigmas la ciudad, donde prevalezca el derecho de todos a estar y circular en ella, sin que el factor mercantil del suelo sea el que determine sus transformaciones y usos. Desde esa perspectiva, y sin necesidad de retrotraernos a las deudas de los dos siglos pasados, invitamos a los caraqueños a romper los cercos que limitan imaginar creer y crear la posibilidad de otra ciudad. Al día de hoy, 24 de julio de 2011, a muchos les resulta cuesta arriba imaginar que algún día cualquier habitante de esta ciudad pueda atravesar caminando por un puente peatonal no por una vulgar pasarela desde Los Próceres hasta El Valle y luego pasar de allí hacia El Cementerio o hacia La Vega a través de los cerros que unen a esas tres emblemáticas zonas de Caracas. Hoy, a pesar de las renovadas promesas, muchos son escépticos respecto a la posibilidad de cruzar a pie entre La Carlota y el Parque del Este por encima de la autopista. O, más complicado de imaginar, cruzarla y tomarse un café en alguna panadería de la avenida en vez de autopista Francisco Fajardo. Suena complicado imaginar a cualquier niño caraqueño, en el mediano plazo, correteando por parques donde ahora hay unos campos de golf, que de manera insolente se plantan en el medio de la ciudad como privilegio de muy pocos. Parece ilusorio suponer que la gente dejará en casa su carro para optar por un autobús decente: con asientos cómodos, sin música a todo volumen, que no arranque ni frene de golpe, al que puedan subir cómodamente sillas de ruedas y que se detenga sólo en paradas reglamentadas. Y a los agobiados individuos que se desplazan solos en sus vehículos por las colas, les suena horrible imaginar carriles exclusivos para el transporte colectivo, llámese Metrobús, Buscaracas, Transmetrópoli o Buschacao, pues creen que lo que se necesita es ampliar las vías y despejarlas de lentos autobuses y peatones para ellos circular con mayor libertad. A esos y otros les resulta impensable que la bicicleta se pueda convertir en una referencia fundamental de aquí a unos pocos años, pues las ven como un nuevo estorbo. Parece extravagante pensar que habrá vivienda social hasta en urbanizaciones de clase media y que se renovarán...

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