Caracas: más seguridad para más libertad

Entre la década de los cincuenta y setenta del siglo pasado, Caracas era el modelo de progreso, la envidia de otras capitales, tanto por su modernidad, como por la seguridad de sus calles.Tanto se le admiraba que una publicidad de la época la apodó como la sucursal del cielo.Los migrantes, provenien tes del interior o de otros países, llegaban buscando seguridad, protección de sus derechos y bienestar. Habían huido de la pobreza, las guerrillas o las dictaduras militares. Y en Caracas encontraban la esperanza de un futuro mejor.La ciudad creció rápidamen te. Su expansión la construyó la iniciativa privada. En unas zonas, la clase media promovió urbanizaciones que se apoyaron en la industria de la construcción. En otras, los sectores de bajos ingresos urbanizaron las montañas y quebradas, los intersticios de la propiedad, y erigieron allí con sus ahorros y sus albañiles esa otra ciudad informal. Existían problemas, pero no había miedo de caminar por la ciudad. Era una de las urbes con menor criminalidad de América Latina.El crecimiento se redujo y la inseguridad aumentó. En los informes de las Naciones Unidas sobre homicidios en las ciudades más pobladas de cada país, Caracas aparece como la más violenta. Y entre todas las capitales del mundo, es la que tiene más asesinatos.En Caracas hay miedo. Hay temor en las casas, en las calles, en el vecindario pobre o rico.Hay angustia en el transporte público, los choferes se encomiendan a Dios al salir a trabajar; los pasajeros miran con recelo a cada persona que entra...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR