Cárceles y masacres

Ayer tratamos la situación penitenciaria. Pero se necesitarían varios editoriales para abarcar una tragedia cotidiana que se ha vuelto insostenible. Hoy se puede afirmar sin duda alguna que la crisis carcelaria es un grave problema de Estado. Valgan estas cifras: 49.224 reclusos están confinados en un espacio donde sólo caben 14.500, es decir, un hacinamiento de más de 300%. Basta este dato para enjuiciar tanto al ministro del Interior como al Presidente de la República por violación sistemática de los derechos humanos de casi 50.000 personas.

Si a esto le sumamos el hecho de que somos el único país miembro de la OEA con ocho cárceles sujetas a medidas de protección por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que acordó que la situación de nuestras prisiones es tan grave que requieren una vigilancia especial, entonces entendemos porque este Gobierno es susceptible de ser llevado ante las más altas instancias penales por las reiteradas violaciones de las elementales garantías a las que tiene derecho cualquier ser humano.

Los hechos ocurridos en el Internado Judicial Rodeo I durante los cuales murieron 21 reclusos y hubo 52 heridos, no es una muestra más de de la desidia y de la crueldad de este gobierno: es la sentencia definitiva para un ministro tan cínico que durante casi 4 días le mintió al país al afirmar que el resultado de la violencia en esa cárcel era de 3 muertos ¿Es que acaso pensaba esconder a los 18 restantes? Basta con recordar que lo ocurrido en el Rodeo I es el acto más violento sucedido en las cárceles venezolanas en los...

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