Caricaturas

La caricatura, como medio de expresión artística, es muy antigua. Quizá los egipcios no practicaron ese arte, pero los griegos y los romanos sí. ¿Qué caricatura más brillante que ese dios campestre llamado Sátiro? Tanto, que terminó siendo sinónimo de crítica, censura, mordacidad, ironía, sarcasmo y alegría festiva. El humor satírico es compañe ro fiel de los humanos. La risa en su origen es temor, y al perder la inmediata impresión de amenaza se convierte en rictus que pasa a risa franca y se acompaña de ac titudes y pensamientos alegres. Si el estímulo se logra a través del comentario jocoso o el dibujo grotesco de la representación imaginativa del suceso y sus actores, mejor, pues más apreciación habrá del suceso y de los sujetos. La burla no necesariamente destruye, también endereza al torcido y finalmente terminamos considerándola como crítica mordaz con intención satírica. A medidos del siglo XIX, en In glaterra y Francia, aparecieron publicaciones periódicas como Charivari y el semanario Punch. Éstas y las muchas otras que desde entonces han sido fueron muy exitosas, pero Punch instituyó la costumbre de publicar semanalmente una caricatura que, usualmente, tenía que ver con el consabido tema político, pues la comunicación oficial, siendo escasa e insuficiente, obligaba a los artistas a pintar los sucesos y sus protagonistas; y cuando, uno u otro o ambos, se ponían a tiro, se les disparaban balas de humor satirizado para regocijo y solaz de lectores y mirones...

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