«Carlos Andrés Pérez no fue una mezcla de Lincoln con Gandhi»

Cuando en México se desató la crisis del PRI, una televisora contactó a Ibsen Martínez, pues en ese país había llegado el momento de poner al aire la receta infalible que el autor de Por estas calles tenía para influir en política. Otro tanto sucedió en 2001, en Argentina, a raíz de la salida de Fernando de La Rúa de la Presidencia. El dramaturgo y articulista aún se pregunta cómo un producto cultural que considera vacuo puede suscitar tales expectativas en quienes aspiran a lograr un cambio político. Sin embargo, su sello sigue siendo el mismo: bien sea en la televisión, la prensa o el teatro, su tema más consistente es el retrato que hace de una sociedad a la que parecieran perseguirla los malos gobiernos. Las piezas Como vaya viniendo y Petroleros suicidas dan fe de ello. ÂComo vaya viniendo ha agotado las funciones, y el libro La rebelión de los náufragos de Mirtha Rivero va por la quinta edición. ¿Revisionismo o pura nostalgia? ÂEmpecemos con el libro de Mirtha Rivero. A mí, en lo particular, me irritó mucho el epígrafe que dice: ¿de qué se quejan? También me llama la atención el tono exculpador que tiene con respecto a la figura de Carlos Andrés Pérez. Los protagonistas de ese libro llegan al extremo de decir que Por estas calles formaba parte de una conspiración deliberada. En el texto hay una entrevista de la que no me retracto un ápice, pero cuando estaba escribiendo el espectáculo de Eudomar, que en principio iba a ser un monólogo, me sentí movido a responderle a la autora. Me parece muy característico del período que estamos viviendo el hecho de que un libro sea objeto de un comentario en el teatro. Ahora, no podría asegurar que sea nostalgia por una época. Sí hay mucha gente que piensa que vivíamos mejor en los años noventa. Creo que hay una salvedad que hacer: el tema de las libertades públicas. Hay que resaltar, por ejemplo, que con toda la irritación que produjo. Por estas calles en la clase política y en ciertos sectores del empresariado, a nadie se le ocurrió sacarla del aire y cerrar un canal. Es lo que puedo decir en abono del pasado. ¿La telenovela no tenía una intención política? ÂLas telenovelas no tumban gobiernos. Afirmar lo contrario sería caer en las pendejadas marxistas que se repiten tanto ahora. Lo que pasa es que la rabia y el desconcierto que produce el actual estado de las cosas lleva a mucha gente a interpretar, con la frivolidad característica de los venezolanos, un programa de televisión. Mientras la...

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