Carta a Leopoldo

Mil días de cautiverio.El tiempo se nos cuela entre esperanzas e ilusiones, pero tu fortaleza, cual muro, impide la desesperanza.Contamos más los años que lle va la pobre Venezuela padeciendo el terrible sufrimiento causado por el grupo de malhechores que traicionó su juramento violentando el hilo constitucional, dejando la huella del fratricidio y sangre de inocentes en nuestro suelo.Lamentablemente, los cantos de sirena volaron en las brisas y hoy, a más de 6.000 días de desgobierno, oclocracia y justicia vengativa, impera la miseria.Mil días apartados de tu fami lia, amigos, partido y pueblo, se han convertido en tu acercamiento a todos. Nos sentimos orgullosos de tus acciones, reconfortados con las palabras de tu libro que produce una extraña cercanía pues, como lo explicas, tu cuerpo está tras barrotes del ergástulo, pero tu alma recorre libre los senderos de la patria en alas de tu mensaje.Han sido días duros. Horas de dolor que han permitido conocer lo peor del ser humano y también lo mejor de mujeres y hombres que en cientos de miles hacen causa contigo. Son vivencias que educan.Momentos hubo donde la tris teza no cabía en el recinto, como el día que supiste del asesinato de queridos amigos. Crimen ca nallesco que en vez de sembrar odio en ti, te indujo a la reflexión, profundizando la necesidad de priorizar la seguridad pública.De inmediato, comenzaste a trabajar y renovar tu plan, varias veces presentado aunque siempre ignorado. Mirándome a los ojos, recuerdo, dijiste con afirmativa contundencia Sí se puede. Estoy seguro que podrás.O también momentos de ale gría, aquellos que por escasos se hicieron tan intensos que no...

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