Cartagena: ¿Cuál fracaso?

Si alguien pensó que era posible redactar un documento de consenso en la Cumbre de Presidentes de Cartagena que contuviera una ardiente bienvenida a Cuba dentro del sistema interamericano o si alguna persona supuso que los 33 jefes de Estado al unísono iban a quebrar lanzas en favor de la tesis del rescate de las islas Malvinas, estaban equivocados de entrada. Ni discutir tiene sentido que los presidentes de todo un continente puedan dirimir desencuentros en temas de tanto calibre con solo sentarse a debatirlos. Pero de allí a afirmar que la reunión cartagenera fue un mayúsculo fracaso hay un largo trecho. En este pequeño espacio quiero apenas llamar la atención sobre tres hechos inéditos de este encuentro que lo convierten en una pieza de quiebre en la historia de las cumbres interamericanas. La reunión de los mandatarios estuvo precedida de una cumbre de carácter social que fue el mayor logro de esta cita: otorgarle la relevancia debida a un tema tan prominente como lo es el de las desigualdades sociales que imperan en nuestros países después de haber exhibido crecimientos sostenidos por largos períodos y haber sorteado con éxito las dos crisis económicas ocurridas en los últimos años. La batalla contra la reducción de las inequidades estará en lo sucesivo presente cuando los responsables de los países se encuentren en un nuevo cara a cara hemisférico. Lo mismo puede decirse de la cumbre empresarial realizada antes de que llegaran los jefes de Estado. Los sectores privados han sido artífices tradicionales y actores fundamentales del desempeño de la economía de nuestros países, y...

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