La casa del ritmo, donde todo era conga y bongó

Es marzo de 2011 y Los Amigos Invisibles se preparan para subir a la tarima del Highline Ballroom de Nueva York. Están en el camerino y a través de la pantalla se les ve tranquilos mientras beben algo que parece un whisky. Un año después, pero en Miami y con margaritas, el mismo gr upo espera en un restaurante cercano a los Regal Cinemas de South Beach a que comience la función. Jamás me he visto en el cine, así que voy a gritar `Ese soy yo? y me voy a parar a bailar, promete el tecladista Armando Figueredo antes de entrar a la sala. La casa del ritmo. A film about Los Amigos Invisibles do cumenta uno de los conciertos con los que estos 6 caraqueños que son los mismos, aunque con menos cabello celebraron sus 20 años de historia. Al término de cada canción, los integrantes de la banda ÂJulio Briceño, José Luis Pardo, Mauricio Arcas, José Rafael Torres, Juan Manuel Roura y Figueredo cuentan detalles del tiempo compartido, como si cada uno interpretara una estrofa de la misma canción: cómo se conocieron, el primer concierto Âal que nadie fueÂ, cómo al principio eran góticos y querían imitar a The Cure, y cómo estuvieron a punto de llamar se Los Telefantes y termi naron con su nombre actual gracias a Arturo Uslar Pietri. Firmaron contrato con EMI, hasta que un día a la disquera le pareció que su música era muy rara. Y luego apareció en escena el músico David Byrne y todo mejoró. El nombre del filme hace alu sión al lugar en donde varios de los integrantes de la banda vivieron cuando se mudaron de Caracas a Nueva York. Aunque nunca se muestra en el documental, queda claro...

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