Las Castellanos rompen estereotipos

Irene Castellanos contó que en 2004, Álvaro, su hijo de diez años de edad en aquel momento, se le acercó con una propuesta. Mamá, deja que Deyna juegue fútbol, le dijo.Ella lo pensó, y no le gustó la idea. Quería que Deyna, que era atlética desde niña, hiciera gimnasia o danza. Nunca me imaginé lo que ocurrió después, dijo entre risas la progenitora de la goleadora de la Vinotinto sub-17, que esta tarde 3:30 se enfrenta con Canadá en los cuartos de final del Mundial de Costa Rica, buscando lugar entre las cuatro mejores selecciones del mundo.Así como convenció a su mamá con la complicidad de su hermano, Deyna tuvo que quebrar el paradigma de las mujeres que juegan fútbol.Aguantó golpes de todo ti po, porque siempre jugó con varones. Y muchos insultos, terribles. Le decían de todo. Machito, pégale, no te dejes `joder’ por una niña; nunca le lanzaron flores. Y ella, cada vez que le gritaban, le hacía regates a los otros niños, explicó su madre.Yo sufría mucho por eso, agregó. Irónicamente, hoy varios de esos padres que le gritaban cosas, nos paran en la calle y nos felicitan. Ahora sí la llenan de flores, aseguró.Femenina ante todo. Irene ase guró que uno de los consejos que le...

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