Un castigo le quitó El Hacha al fútbol para dárselo al beisbol

No había buenas noti-cias en la casa de los Castillo en Las Mercedes del Llano, en el estado Guárico. Al joven José le estaba yendo mal en el colegio.Las madres tienen un talento especial para darles a sus hijos donde más duele, con la simple intención de guiarlos por el sendero que ellas creen es el indicado. La mamá del niño estaba lejos de ser la excepción.Si no le iba bien en los estudios, era mejor que el infante se olvidara del fútbol, su pasión.Es posible que, como todo muchacho, José llorara y pataleara por la sentencia materna.Pero al final la señora Castillo hizo lo correcto, no solo para su retoño sino para el beisbol venezolano. Tal vez, de no haber sido por aquel castigo, la LVBP no tuviera a El Hacha, como es conocido el pelotero.Esa hubiese sido una pérdida muy grande, pues en este momento el llanero es el décimo mejor hitteador de todos los tiempos en el circuito 927, el cuarto en carreras impulsadas 498, el séptimo en jonrones 85, el decimotercero en anotadas 420 y el tercero en average con al menos 3.000 turnos legales consumidos .306, solo leyendas del bateo como Víctor Davalillo .325 y Luis Sojo .320 lo superan.Gracias a Dios firmé en 1997, con los Piratas de Pittsburgh y aquí estoy, dice el pelotero de 35 años de edad, ahora ataviado con el uniforme de Tiburones de La Guaira, en plena disputa con Caribes de Anzoátegui en los playoffs de la temporada.Si bien es considerado uno de los bateadores más naturales en la historia de la liga, el beisbol no parecía sonreírle a Castillo al principio. Para decir la verdad, yo era el peor de mi grupo en Los Criollitos, recuerda. Desde pequeño me esforcé porque habían mejores bateadores que yo. Un día me fui de 4-4 y a partir de allí comencé a jugar todos los días.De todos ellos, soy el único que sigue en el beisbol.Su madre dejó de castigarlo con el deporte. Ahora era ella la que lo llevaba al estadio. Pegaba brincos y gritos tras las verjas cada vez que Castillo le pegaba a una pelota. A ella siempre le gustaba eso, cuenta. Mi mamá viajaba conmigo a las competencias nacionales.Gracias a ella estoy aquí.Lejos de las sabanas de Las Mercedes, Caracas se transformó en la casa de Castillo cuando comenzó a jugar con los Leones del Caracas en el beisbol profesional venezolano. El diamante del Universitario vio su primer juego en el...

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