Celebrando a La Chinita

"¿Vos te vais a enferiar?", pregunta el taxista. Como es afirmativa, comienza a enumerar todas las opciones posibles para celebrar la feria de la Chinita, que de tanto celebrarse parece que ya tiene su propio verbo. Es viernes 16 de noviembre y el pueblo celebra su fiesta religiosa más importante, la de la Virgen de Chiquinquirá, patrona del pueblo zuliano, que llega a su clímax el 18 de noviembre, con una procesión que pone a los devotos en contacto directo con la tabilla que apareció en las aguas del Lago de Maracaibo hace 303 años, y que se ha convertido en el objeto religioso de mayor valor histórico, sentimental y religioso de los habitantes del estado Zulia. (intertítulo) Maracaibo, ciudad de desmesuras "Si no es exagerado, no es maracucho", dice Ronald, un taxista que por las noches se dedica a cantar en grupos de gaitas. Él se refería a la comida, cuyas mezclas insólitas de ingredientes y porciones desbordantes convierten sus platos típicos en una toda una experiencia gastronómica de alto riesgo calórico. Pero en Maracaibo todo parece tener esa impronta desmesurada, y la feria de la Chinita parece ser la vitrina perfecta para ilustrarlo. Una mujer excesivamente maquillada y con botas de invierno intenta evadir el calor asfixiante en la misa de la mañana del viernes. Varios ventiladores ubicados en distintos puntos de la basílica hacen el vano esfuerzo por refrescar a los presentes mientras reciben las bendiciones de su patrona. Los servidores de María, una sociedad religiosa cuya principal tarea es proteger la tabla con la imagen de la Virgen y cargarla en las procesiones, reciben las ofrendas de los feligreses. La misa termina al mediodía y cualquier metáfora sobre el calor marabino es una inexactitud. Un jugo de uno de los tarantines cercanos a la basílica puede ayudarlo a regular su temperatura corporal, pero bien vale una advertencia: allí los diminutivos no existen, y pedir un "juguito" termina convirtiéndose en la proeza de tomarse una licuadora casi completa. Si el jugo no cabe en el vaso de plástico, le pondrán la jarra de la licuadora en la mesa para que se lo termine. Desmesura líquida maracucha. Al caer la tarde, un grupo de fieles se congrega en el Paseo de la Vereda del Lago, a recibir la réplica de la tablita que estuvo en una procesión lacustre. El párroco Eleuterio Cuevas y las reinas de la feria son la atracción principal de un evento que concluye con fuegos artificiales, las palabras del obispo de Cabimas, William...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR