Al cerebro hay que ponerle cabeza

Parece mentira, pero se fue la doctora Rita Levi-Montalcini. Bajó la guardia. Tenía 103 años y apenas dormía tres horas al día. Científica, premio Nobel de Medicina 1986, soltera y feminista indómita. Soy mi propio marido, alegaba. Fue senadora vitalicia y nunca creyó en la jubilación. Escuchaba muy mal y veía con enorme dificultad, pero no se detenía nunca: investigaba, ofrecía conferencias, ayudaba a la gente más necesitada, y era una conversadora sagaz con una mente lúcida. Muchas veces le preguntaron cuál era su secreto para superar los 100 años. Había muchos. Destacaba el optimismo, que la ayudó a soportar momentos durísimos. Padeció enfermedades, estuvo cerca de la muerte, fue perseguida por los nazis, pero eso afectaba su cuerpo. Su mente permanecía a salvo. Una maravilla. Y entonces suelta esta perla. Llegué al Premio Nobel en 1986 gracias al gobierno de Mussolini. Vaya teoría para una italiana que sufrió los estragos de la Segunda Guerra Mundial en carne propia y en los de su familia. La explicación es preciosa. Las dificultades potenciaron sus capacidades. No llegó a agradecerle al Duce. Pero reconocía que sin su declaración de que pertenecía a una raza inferior, no hubiese podido avanzar y desarrollar su cerebro como lo hizo. Se sintió ame nazada y no se rindió. Una de sus últimas rutinas fue visitar diariamente el European Brain Research Institute, que creó en Roma. Supervisaba los experimentos sobre la molécula proteica llamada Factor de Crecimiento Nervioso NGF, que descubrió en el año 1951. Su revelación científica juega un papel esencial en la multiplicación de las células y en el estudio del cerebro. Científicos aseguran que la cura del Alzheimer y el Parkinson se encuentra en el camino que despejó Rita LeviMontalcini. Por 40 años tuvo una mano de recha, Giuseppina Tripodi, con quien publicó el libro de memorias La clepsidra de una vida, que sigue los pasos de su historia. Allí se encadenan diferentes episodios significativos. Su na cimiento en Turín, en el seno de una familia de origen sefardí; la terca decisión de estudiar y no tener hijos, para evitar el modelo de su madre; la huida a Bélgica con el fascismo y las leyes raciales de...

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