Jenofonte y Julio César, reporteros

Diógenes Laercio 1 lo narra así: Jenofonte, todavía un adolescente, caminaba por una calle estrecha. Se encuentra con Sócrates, quien le cierra el paso con su bastón. Le inquiere: dónde venden cosas para comer, y el joven le señala un lugar. Sócrates le pregunta a continuación si sabía dónde se hacían los hombres buenos y virtuosos. Jenofonte no supo qué contestar. Dijo entonces Sócrates: Sígueme y lo sabrás. Desde ese instante Jenofonte se convirtió en uno de los discípulos del filósofo. Era un aristócrata atenien se que recibió una educación privilegiada: equitación, formación militar, aritmética, lectura podía recitar cantos completos de la Ilíada, artes musicales y sociales. A la edad de 20 años ya era un hombre culto, refinado, habitual del buen vivir. Le interesaban los valores aristocráticos asociados a la competición y el heroísmo militar. Llevaba consigo, a diferencia de muchos otros historiadores y filósofos de su época, un agudo sentido de lo práctico. Tuvo una larga vida, inusual para su tiempo: nació alrededor de 430 a.C. y murió en 354 a.C. A diferencia de sus colegas, a Jenofonte le gustaba cabalgar, ir de caza y someterse a los rigores del combate. No tardaría en hacerse soldado. Tenía algo menos de 30 años, cuando se puso al servicio de Ciro el Joven. Combatió en Cunaxa, al margen del Eúfrates y, a consecuencia de los avatares de la guerra, le correspondió capitanear parte de la retirada de los mercenarios griegos llamados los Diez mil, durante una atroz expedición por todo el continente, en medio de batallas que tuvieron lugar durante un crudo invierno. Esa experiencia es lo que Jenofonte recogió en su Anábasis, que podría ser considerado el primer gran reportaje militar del que tenemos conocimiento. Más adelante Jenofonte combatiría al lado de los espartanos contra Persia. El haber apresado a un hombre muy rico, le permitió obtener una fortuna por su rescate.2 Se hizo amigo de Agesilao, entonces rey de Esparta. Cuando éste le declaró la guerra a Atenas, Jenofonte combatió al lado de Esparta. Como castigo, Atenas le desterró y confiscó sus bienes. En una campaña posterior, al lado de los lacedemonios, sus enormes logros militares fueron recompensados: Jenofonte recibió una heredad un conjunto de tierras donde llevó una vida dedicada a la caza, la escritura, la labranza y la educación de sus hijos. Fue en aquellos años donde Jenofonte escribió Anábasis, Helénicas en la que continúa la historia de Grecia en el punto donde la...

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