El chaca chaca de Maduro

Cuando yo era un muchacho, apareció en televi-sión una publicidad que logró un rápido éxito de audiencia. Un animador promovía un detergente en polvo que lograba que un tobo plásti co funcionara como una lavadora. La fuerza del jabón, dentro del recipiente, lograba un torbellino, un chasquido poderoso, digno de cualquier máquina de metal con nombre gringo. Era la cuña del chaca chacha: una pieza engañosa, un espejismo diseñado para estafar al público. Como el sacudón de Nicolás Maduro.Sin proponérselo, de manera involuntaria, Maduro logró diluir un poco la polarización que somete al país.Por una vez en mucho tiempo, la mayoría de los venezolanos coincidimos en algo: el sacudón fue decepcionante. Tanto así que el presidente tuvo que salir a realizar una insólita faena: explicar sus amenazas. Esta semana nos advirtió: Hay gente que es demasiado sabionda y decía: `A Maduro le faltó profundidad en el sacudón’.Sigan creyéndoselo, pues. Nosotros vamos con todo a demoler los restos del Estado burgués. Esa última frase me interesa. Ese adjetivo.Desde hace tiempo, el oficialismo viene apelando al calificativo burgués para definir una estructura que, supuestamente, le ha impedido, durante década y media y más de 1 millón de millones de dólares, hacer verdaderamente la revolución. Después de fracasar y de arruinar el Estado, ahora descubren que el problema estaba en el Estado mismo, en su naturaleza. Se bebieron toda la botella, se emborracharon, y a la hora de la resaca vienen y dicen que el frasco es malo, que la bebida estaba piche.¿Fue el Estado burgués, amparado por una nueva Constitución bolivariana, el que impidió el control de las instituciones y del sistema judicial del país? ¿Acaso el Estado burgués no permitió que hubiera expropiaciones y que se multiplicaran las llamadas empresas socialistas? ¿El Estado burgués ha evitado el protago nismo y la beligerancia de las FANB en la sociedad? ¿Acaso el Estado burgués ha sido un obstáculo imbatible para la relación de sometimiento que tiene el país ahora con Cuba? Frente a todo esto, la publicidad oficial ha lanzado otro adjetivo: comunal. Es una utopía trabucada en fetiche. Dijo...

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