China

Por varias décadas, China se proyectó al mundo con la poderosa imagen del designio inevitable. En los últimos meses, la escena ha cambiado, para revelar las múltiples fisuras de una realidad vulnerable.Hoy, la inestabilidad ensombrece las certezas: en lo inmediato, económicas, pero también sociales, políticas y estratégicas.La fórmula del éxito, inaugurada por Deng Xiaopin g a fi nales de los años setenta, se basó en un pragmatismo con puño de acero. El control vertical, típico de una dictadura de partido, comenzó a convivir con la fl exibilidad de acción y adaptación económica.Según su icónica frase, no importaba que el gato fuera blanco o negro, sino que cazara ratones; es decir, que rindiera frutos. Surgió entonces la mezcla entre mercado y dirigismo; entre capitalismo feroz y retórica marxista-maoísta; entre propiedad privada y Estado omni presente; entre la asignación de recursos desde la cúpula y su alegre uso por mandarines del partido y empresarios afi nes.El manejo, brutal a ratos, fue efi ciente, y condujo a un progreso material sin precedentes. La cúpula siempre tenía la razón, y lo demostraba. Su gran trofeo fue un sostenido...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR