Un ciclo político que se cierra

Los argentinos decidieron ayer cerrar el ciclo político del kirchnerismo. La amplia derrota del oficialismo en la víspera fue tan espectacular como la victoria de Cristina Kirchner, hace dos años. El error de haber convertido aquellos votos de 2011 en herramientas para consumar caprichos personales explican, en gran medida, la actual hemorragia electoral. Ni siquiera la enfermedad presidencial, que empujó hacia arriba los índices de imagen positiva de Cristina, sirvió para mejorar la pobre elección del kirchnerismo. Al revés, la oposición ganó ayer por márgenes más amplios en distritos cruciales, como Buenos Aires, Córdoba, y Santa Fe.Una forma de gobernar, sig nada por el autoritarismo y la pertinaz insistencia en los fracasos, fatigó a una clara mayoría social. No fue sólo la política de ruinas del secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno lo que espoleó la derrota; también influyó el estilo pendenciero y déspota del funcionario.No fue sólo la inexplicable presencia en el escenario cristinista del dirigente piquetero Luís D’Elía; fue también el hecho de que el gobierno nunca se distanciara de su discurso agresivo y antisemita.No fue sólo la arrogancia de Juan Cabandié frente a una humilde empleada de Lomas de Zamora, sino también la saga arrogante y provocadora de La Cámpora, el reservorio de los jóvenes cristinistas.Esos nombres no fueron ele gidos al azar. En todos los casos, se trata de antojos presidenciales que carecen de explicación política.Sin embargo, fueron la obs tinación en continuar con los zafarranchos de la política económica y la ceguera frente al flagelo de la inseguridad las razones más objetivas de la tanta decepción social.La reacción del gobierno en la tarde de ayer fue la de un boxeador aturdido por los golpes. La primera reflexión hacia referencia a que el Frente para la Victoria fue el partido más votado. ¿Qué importancia tiene ese pergamino cuando el partido fue aplastado por los votos de la oposición? La segunda consideración que hacían consistía en aclarar que el oficialismo conservará la mayoría en las dos cámaras del Congreso. Es probable que el dato sea cierto desde la aséptica matemática parlamentaria. Pero ¿Muchos kirchneristas de ocasión no darían el salto, acaso, hacia el...

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