El cielo de esmalte

Cuando al entrar al verso me disloco o no cabe un adverbio y se me quiebra toda la música, la forma mira con su monstruoso rostro de abortado, me duele el aire, sufro el sustantivo, pienso qué bueno andar bajo los árboles o ser picapedrero o ser gorrión y preocuparse por el nido y la gorriona y los pichones, sí, que bueno, quién me manda meterme, endecasílabo, a cantar, quién me manda agarrarme el cerebro con las manos, el corazón con verbos, la camisa a dos puntas y exprimirme, quién me manda, te digo, siendo juan, un juan tan simple con sus pantalones, sus amigotes, su trabajo y su condenada costumbre de estar vivo, quién me manda andar grávido de frases, calzar sombrero imaginario, ir a esperar una rima en esa esquina como un...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR