El cielo en la Tierra

En el Museo Tuol Sleng, en Phnom Penh, se encuentra una pieza perturbadora, un mapa de Camboya hecho con 300 cráneos humanos reales. Es un lugar dedicado a conservar la memo ria de los horrores cometidos por el régimen de Pol Pot y los llamados jemeres rojos, comunistas de filiación maoísta, durante los años que gobernaron de manera sangrienta a la nación asiática.El edificio que hoy ocupa el museo fue por esos años oscuros prisión y centro de torturas. Los cráneos pertenecen a una muestra de los aproximadamente 20.000 prisioneros que pasaron por el lugar. Solo sobrevivieron 7. Entre los archivos allí reunidos y exhibidos se encuentra el escalofriante registro fotográfico de cada una de las víctimas antes de ser torturadas, durante las torturas y después de muertas.Para tener una idea de las dimen siones del genocidio cometido por aquella secta de revolucionarios alucinados, es necesario recordar que cuando los jemeres tomaron el poder Camboya tenía una población de 7,3 millones de habitantes y, 4 años después, en 1979, cuando fueron desalojados por una invasión vietnamita, la cifra se había reducido a 5 millones.En apenas 4 años más de 2 mi llones de camboyanos habían muerto víctimas de enfermedades en los trabajos forzados para recuperar la agricultura, torturados o directamente ejecutados en las cruentas purgas políticas que el régimen solía practicar persiguiendo lo que en la jerga de los gobernantes rojos se conocía como el enemigo interno. En cifras brutas, comparadas con las de otros genocidios, los de Hitler, Stalin o Mao, la cantidad parece modesta, pero cuando se analiza con relación al total del país estamos hablando de la desaparición de prácticamente 25% de la población. Probablemente uno de los más grandes genocidios de la historia.Como lo han demostrado estudios posteriores, y como sucede con todo proyecto político conducido por fanáticos y psicópatas, Pol Pot y sus seguidores se hallaban movidos por la creencia de que eran portadores de una misión moral suprema que les autorizaba a usar todos los métodos posibles, no importa cuánto dolor infligieran a sus congéneres, con tal de lograr la meta...

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