Cita en Cartagena

Con un pudor de señorita, el Gobierno de Cuba intenta asistir a la Cumbre de las Américas que se celebrará en abril en Cartagena de Indias. No se ha atrevido a pedir ser invitado porque resultaría extraño solicitarlo después de haber insultado durante años a los países participantes tildándolos de lacayos del imperio. Decirlo abiertamente daría la impresión ante el pueblo cubano y la opinión pública mundial de que ahora la revolución también desea ser lacaya de Estados Unidos. Lo que después de varias décadas de haber servido de instrumento del imperio soviético la dejaría en una posición poco honorable. Pero en una maniobra diplomática que lleva un indeleble sello habanero ha logrado que los acólitos con que cuenta en el hemisferio hagan la solicitud para que sea invitado. Rafael Correa, presidente del Ecuador, ha sido el vocero y ha propuesto que los socios del Alba se abstengan de asistir a la cumbre si en ella no está presente el Gobierno de Cuba. Esta amenaza deja asomar la piel de lobo detrás de la apariencia de cordero que el menor de los hermanos Castro intenta adoptar de vez en cuando. El canciller cubano, Bruno Rodríguez, después de reunirse con sus pares del Alba, declara suavemente que su presidente asistiría si lo invitan y que excluir "de manera deliberada e injusta" a su país de la reunión de los lacayos le restaría a la cita carácter hemisférico. Pero precisa que no se reincorporará a la OEA para poder hacerlo.

En consecuencia, los socios del Alba le han solicitado al país anfitrión que invite al Gobierno de Cuba, sin...

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