La ciudad es mi escuela

La ciudad, sin dudas, es una experiencia educativa. En lo bueno y en lo malo. Y debería ser invitación permanente para actuar: para disfrutar de su oferta y para señalar y transformar lo malo. En esto la escuela tiene un papel crucial. De nada sirve, por ejemplo, que insistamos en que la gente no estacione los carros en las aceras, si desde la escuela no se lo enseñamos a los niños para que sean los principales contralores, incluso del abuso de sus propios representantes.Hay que modelar desde la escuela una forma de aproximarnos a la ciudad no desde el miedo, sino desde la apertura.Una escuela que asuma la ciudad como espacio privilegiado de aprendizaje. Esto implica a madres, padres y docentes, pero tiene que ver con los programas oficiales y los libros de texto. ¿Qué ciudad deseamos y cuál propiciamos? ¿Enseñamos historia al pie de los monumentos? ¿Hablamos de ecología frente al río, debajo de los árboles? ¿Trabajamos el contenido convivencia en la plaza? ¿Practicamos matemáticas entre el gentío? ¿Por qué no? En esta última tertulia tuvi mos de invitados a Inés Silva arquitecta que coordina la producción de textos escolares en Santillana Editores, Melvin Escalona maestro y soñador, Ana Carvajal psicopedagoga y educadora, coordinadora de la Escuela Comunitaria Luisa Goiticoa y Luis Levin biólogo e investigador del Instituto de Biología Experimental, creador del Jardín Ecológico Concha Acústica. Acá, apretadamente, sus intervenciones.Inés Silva de Legórboru. En los textos escolares la ciudad está vinculada básicamente a los contenidos de ciencias sociales, donde se plantea como un asunto conceptual. Si buscas la ciudad en otras áreas no la encontrarás: ni en matemáticas, ni en ciencias naturales ni en lengua. Y esto debe trabajarse transversalmente, generando experiencias significativas de aprendizaje. Una cosa es que nosotros lo plateemos así en el libro, pero esto depende más del maestro.La ciudad es como un libro.Hay que salir a buscar el conocimiento. Pero la ciudad no nos tiende la mano, no es amigable. Tenemos que enseñar a no ser simples transeúntes, si no ciudadanos. También que la gracia de la ciudad no está en llegar a un destino, sino en el camino. Hay que estimular el uso de la ciudad.Nosotros pensábamos que teníamos resuelto el tema, pero este llamado de atención nos hace ver que todavía hay que trabajar mucho en esto.Es una tarea titánica, pero los que editamos libros tenemos la responsabilidad de hacerlo.Melvin Escalona...

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