Clasificándonos culturalmente

Clasificar la calidad y valía de los restaurantes bajo reglas que normen y estan daricen no sólo es usual sino muy importante. A veces se hace desde un marco de ley que castiga a quienes transgreden normas acordadas, como por ejemplo en el caso de leyes sanitarias; otras veces estableciendo normas de comportamiento, como es el caso de los códigos de conducta emanados desde los gremios; y muchas otras se trata de clasificaciones a las que aspira una región, un local o un oficiante, para poder exhibir sellos de calidad. A ese último caso nos referiremos en este artículo.En Venezuela no es usual -aúnver placas en la entrada de los restaurantes que garanticen que el local ha pasado por estándares de calidad previamente establecidos por el ente examinador. Ente que en algunos casos es el Gobierno generalmente los ministerios de turismo y en muchos otros organizaciones privadas. Suelen ser placas que no es obligatorio tener pero a las que los locales aspiran y, por lo tanto, son los mismos restaurantes los que terminan por amoldar sus operaciones para poder cumplir los requerimientos que exige la franquicia de calidad.La importancia económica para aquellas regiones que se mercadean turísticamente es muy grande. Hoy en día la gastronomía en dónde comer ha pasado a ser el tercer factor de escogencia junto con descanso y divertimento de los turistas cuando deciden el lugar de sus vacaciones. Es decir, si un viajante tiene tres opciones a elegir, prevalecerá aquella en donde descansará asociado a la calidad del servicio y la seguridad, también se divertirá lo que puede ir desde rumba hasta meditación y también comerá bien. Entendamos que los turistas, aparte de vulnerables, generalmente ignoran dónde ir a comer cuando visitan un lugar, de allí que sea usual apelar a guías que nos indiquen qué sitios visitar. La diferencia entre estar o no en esas guías puede ser la diferencia entre la riqueza o la supervivencia para un local comercial.Todo turista espera encontrar elementos culturales en la oferta gastronómica. Cuando ello no sucede la frustración es tremenda. Piense usted por un instante lo que sentiría si viaja y Perú y pasa trabajo para conseguir ceviche, o si lo hace a Argentina y en los únicos dos restaurantes que podía visitar no había ojo de bife en la oferta, o si el soñado viaje a Mérida lo trae de regreso sin haber probado un solo pastelito andino. Es gra ve cuando la oferta gastronómica de una región se disocia de las expectativas que trae...

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