Un coctel venenoso

La escena es degradante. Expresión del triunfo de las conductas delictivas en una comunidad que ha terminado aceptando lo patológico como hecho normal. Me tropecé con ella el pasado martes 29 de mayo cuando intentaba entrar en el siempre venerado campus de la Universidad Central de Venezuela para asistir a una reunión de trabajo. De lejos parecían grandes animales agonizantes. De rodillas. Con la cabeza a gachas. Pero en realidad eran seis o siete autobuses a los que un grupo de obreros iracundos habían decidido acuchillar sus cauchos delanteros para que, al desinflarse, nadie pudiese moverlos del lugar y paralizar así el tránsito por la casa de estudios. El atasco era infernal. Cuan do pregunté qué pasaba, un hombre joven con dos conos rojos y una cuerda improvisada que controlaba el paso ha cia el lugar, me dijo: Es una protesta porque a los obreros les deben sus uniformes. Quise preguntarle algo así como: ¿Y no tienen otra manera de reclamar sus derechos? ¿Porque les deben sus uniformes destruyen los bienes de la universidad, alteran el orden interno e impiden la actividad libre de miles de personas? Además, ni siquiera se quedan en el sitio explicando las causas de la protesta, ¿le parece lógico señor?. Pero me contuve, porque en tendí que si guardaba silencio el portero de esta calle paralizada me dejaría estacionar unos metros atrás de los autobuses agredidos para llegar a tiempo a la reunión. Y así fue. Entonces presencié una escena peor. Un hombre de edad mediana levantaba un pequeño automóvil europeo para cambiarle los cuatro cauchos desinflados, como los delanteros de los autobuses. Le pregunté qué pasó y dijo: Que una profesora intentó pasar en medio de los autobuses y los obreros que reclaman unos uniformes lo consideraron un irrespeto... y le desinflaron los cauchos. Más tarde alguien me expli có que otros obreros exaltados le habían cortado los teléfonos y el servicio eléctrico a la sede del rectorado. Y al día siguiente, por Twitter, vi las fotografías de los daños que los mismos manifestantes habían causado a los equipos de comunicaciones de la sede de posgrados en Los Chaguaramos, adonde se había tenido que ir a reunir el Consejo...

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