El cofre

Al igual que el baúl o todos los objetos cuya función es la de contener algo, el co fre puede adquirir el carácter simbólico del corazón, del cerebro o del vientre maternal. Los simbolistas dicen que desde la antigüedad el cofre representa todo lo que pueda contener secretos: como el arca de la alianza de los hebreos o la caja de Pandora. Algunos de nuestros mandatarios acostumbran mantener sus intenciones in péctore; como si en lugar del pecho tuviesen un cofre donde guardan el nombre de quien será el delfín, o el anuncio de un nuevo y catastrófico sistema cambiario. Allí esconden sus inclinaciones; sus fotos, vestidos de caudillos civiles o en uniforme militar bajo el cielo de la democracia o en las grises tardes de la tiranía.Tengo en mi casa un baúl o ar cón que durante largos años estuvo arrinconado en uno de los misteriosos cuartos de la casa de los abuelos. Es muy antiguo y dispone de una cerradura: lo que significa que alguna vez custodió verdaderos secretos. Nunca se encontró la llave, lo que revela que sus secretos, hoy, son de otra índole: más abiertos a quienes quieran asomarse a ellos.Cuando abrí aquel arcón me saltó a los ojos una fotografía de Shirley Temple pegada en la tapa cóncava. Me maravilló que fuese Ricitos de Oro, una lejana memoria cinematográfica, la que estuvo vigilando me morias ocultas: la misma niña prodigio de los años treinta que salvó de la ruina a la empresa productora y desplazó a la opulenta Mae West, uno de los símbolos sexuales más vigorosos del cine de todos los tiempos. El candor y la inocencia desafiando a una vida tumultuosa que navegó por siete mares. Cuando le requirieron a Mae West su opinión sobre Shirley Temple contestó, agria y molesta: ¡Es una enana de 60 años!.El encanto del arcón de mi casa está no en lo que contiene sino en el propio baúl. Su madera, más que de tiempo está impregnada de la memoria de ese tiempo; como si hubiese conocido las posadas de Jamaica o de La Tortuga en época de piratas o el camarote de algún corsario abordando violentas aventuras en el mar...

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