Colombianos, entre el escepticismo y la esperanza frente a diálogos de paz

Los aires de pacificación que soplan en Colombia no llegan a todos los rincones del país. Los diálogos de paz que se iniciaron formalmente el 18 de octubre en Noruega, entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, con miras a poner fin al conflicto armado interno, han despertado expectativas positivas en algunos sectores de la sociedad, pero no en todos. Algunos líderes de organi zaciones civiles asentados en las zonas rurales se muestran optimistas ante las conversaciones que sostienen los dos principales actores de la guerra interna, aunque reconocen que la firma de un acuerdo será apenas el inicio de un proceso que puede tardar muchos años. Pero, militares en condición de retiro y profesionales desconfían de los objetivos que persiguen los irregulares en estas negociaciones. Consideran que el discurso de los guerrilleros obedece a la misma retórica de siempre, y así será difícil avanzar. Gonzalo Portilla, representan te del campesinado de Mocoa y miembro de la Mesa Departamental de Organizaciones del Putumayo en el sur occidente del país, cuenta que todas sus esperanzas están puestas en este acercamiento propiciado por el gobierno del presidente Juan Manuel Santos con las FARC, pero le preocupa que no se haya incorporado a las víctimas del conflicto en su posible solución. Alguno de nosotros debería mos formar parte de ese equipo de negociación. Muchos de nuestros campesinos están presos en sus fincas porque salir por los alrededores puede implicar perder una pier na o las dos al pisar una mina antipersonal. Han tenido que dejar sus siembras para proteger a sus hijos o han entregado sus tierras para no terminar asesinados. Queremos rehacer nuestras vidas, merecemos estar tranquilos en nuestros pueblos, advierte. Portilla agrega que es difícil que de un plumazo se resuelvan los problemas estructurales de la economía colombiana, vinculados con la inequidad o la explotación indiscriminada de los recursos no renovables, pero considera que este diálogo puede ser un comienzo. Que los guerrilleros salgan de la clandestinidad a plantear sus posturas en el ámbito público, y las sometan a la evaluación de la sociedad a través del voto democrático, me parece óp timo y oportuno. Ha quedado claro que con las armas no se puede lograr nada. Emiro Guariyú, miembro de las Asociaciones Indígenas Wayú en el Sur de la Guajira, coincide en que ignorar a las víctimas del conflicto puede ser costoso y sostiene que este intento por lograr...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR