El Comandante de Carabobo

La exaltación del desaparecido presidente Chávez en la conmemoración de Carabobo, vista por todos, fue tan alucinante que merece un comentario sin cortapisas.Seguramente lo que aquí se diga no detendrá la causa de canonización que la revolución ha puesto en marcha, pero se trata de una obligación de conciencia.Por lo menos evitará el vacío de sentir que no se dijo lo que en hora oportuna convenía.No estamos ante un espectáculo sorpresivo. La relación entre la posteridad y la Independencia, o entre Bolívar y la política del futuro, es antigua en Venezuela. La inició Páez en 1842, la continuó Guzmán a partir de 1870 y la pulió Gómez desde 1910, para que la sociedad se acostumbrara a un vínculo que no pareció forzado debido a la insistencia de su repetición. Cuando llegaba la celebración de Carabobo los tres anunciaban con engolados clarines su relación con el hecho de armas, hasta el punto de que los destinatarios del mensaje pudieron creer que no había diferencias entre el fenómeno del pasado y lo que se recordaba después. Pero existe una distancia abismal con la conmemoración sucedida el pasado lunes. Sin olvidar que en todos los casos se está frente a un manejo torcido de la Historia, es evidente que los tres tenían algo de qué ufanarse en materia de combates campales. Páez ganó Carabobo con su lanza, Guzmán dirigió encuentros exitosos en la Guerra Federal y a Gómez, en medio de su oscuridad, no le fueron esquivos los laureles cuando peleó en la Restauradora y en la Libertadora. La familiaridad con los sucesos bélicos en una sociedad movida por la influencia de las refriegas, permitía que no se sintiera excesivamente forzado el parentesco con la más célebre de nuestras batallas.Pero no es, ni de lejos, el predicamento del Comandante Su premo, a quien nada le deben los fastos militares de la república.A menos que merezca una estatua la espantada de 4 de febrero, desafortunado debut en materia de escaramuzas castrenses. O su segundo mutis estentóreo, cuando abandonó de prisa el palacio ante la presión de sus colegas. Cualquier soldado anónimo de las guerras civiles puede mostrar un currículo más digno de atención.Cuando la revolución establece nexos entre la batalla de Carabobo y un golpista fracasado, entre los próceres de ayer y...

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