Comienzos auténticos

Cuando se comienza algo se suele hacer con el deseo de sentar bases sólidas para que, por extensión, todo sal ga bien. En narrativa, ese deseo conlleva a que cada comienzo tenga un sentido irrepetible, es decir, impulsa a que sea auténtico. Se entiende que, para que los comienzos sean buenos, hay que dedicarles tiempo y cuidado, porque son los que marcan la pauta del resto de la historia. Estos sitúan al lector y determinan el estilo de la narración. Por lo tanto, no se trata de escribir cualquier inicio, sino de comenzar con algo tentativo para así volver a las primeras líneas al terminar la historia y realizar las modificaciones que sean necesarias hasta conseguir el comienzo auténtico. El escritor debe mantener los ojos siempre abiertos para no perder el norte. Y suele ocurrir cuando este se obsesiona con buscar un comienzo que enganche. Se dice que en las editoriales leen las primeras líneas de una novela y que, si no despiertan interés, la sueltan, también abundan comentarios como esta historia es maravillosa, pero el comienzo no atrae lo suficiente. Se dicen muchas cosas vinculadas con el verbo enganchar concediéndole una importancia desproporcionada. Esto hace que el comienzo derive en un vacío propio de lo superficial y carente de sentido.El comienzo auténtico no solo cum ple con el objetivo de enganchar. Este supera la simplicidad de esa primera capa en el momento en que genera en el lector la sensación de estar detenido al borde del abismo, pero pisando tierra. De esta forma, es capaz de tener conciencia plena de la vida y la muerte. Es en esa visión tan clara de los extremos donde el lector es capaz de centrarse por completo en lo que la historia le ofrece. Por lo tanto, jamás debe tener la impresión inicial de estar suspendido en un vacío carente de significado, mucho menos sin haberlo decidido. Eso implicaría que el escritor hizo todo el trabajo por él y que además lo subestima coartándole la posibilidad de asumir los retos que proporciona la historia. Se entiende, entonces, que un comienzo auténtico está lleno de contenido. La autenticidad nace del interior del escritor y se dirige a la historia. No nace del exterior, es decir, no está hecho para satisfacer a un posible lector, sino para hacer que la historia se sostenga por sí sola desde el inicio más allá de la dialéctica entre el...

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