Compañía de demolición

Al César lo que es del César, asegura con sabiduría el viejo refrán. Y si algo hay que reconocerle al chavismo es su capacidad de destrucción, son algo así como esas viejas imágenes de una gran bola de acero que todo lo arrasa al ritmo de su bamboleo. No solo ha acabado con nuestra economía, sino también con nuestro sistema de salud, los rezagos de la clase media que había logrado sobrevivir a los desmanes de una casta política que ahora exige ser tratada como la versión posmodernista de Moisés, la producción petrolera, la industria eléctrica, y todo cuanto pueda uno imaginarse.La obra de ruina que han ido dejando a su paso es comparable solo con las condiciones por demás lamentosas de Cuba en su generalidad. Pasear por las calles de La Habana es ruinoso para el ánimo de cual quiera, construcciones que al imaginarlas en buenas condiciones de mantenimiento te puedes suponer la preciosura de entorno que podría ser. Ni hablar de su sistema de transporte público capitalino, es deprimente ver a hombres, mujeres y niños apelmazados en las rastras de transportar caña de azúcar donde son arracimados cual rebaños en camino a un potrero, cuando no a un matadero.Es una larguísima lista de ejemplos que podrían ser cita dos, no solo en La Habana, o en Moscú, también pueden mentarse las zonas liberadas del mando de la guerrilla colombiana vecina a la que ahora en nombre de la paz se le quiere otorgar cuanta prebenda cualquiera puede suponer.La obra de implantación de modelos decadentes ha sido de tal magnitud que...

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