Las compras compulsivas incentivan el desabastecimiento

Venezuela ha sido uno de los más claros ejemplos de países donde circunstancias determinadas, declaraciones públicas, aplicación de medidas o hasta rumores, son suficientes para desencadenar la nefasta práctica de las compras compulsivas. Resulta suficiente que al guien diga que no encuentra un determinado producto para que todos, como una especie de estampida humana, salgan corriendo a comprar cantidades desmedidas hasta acabar con su existencia en los anaqueles. Es fácil entender el origen de este problema, tiene que ver con la volatilidad de nuestros mercados y experiencias vividas; el desabastecimiento ha tocado nuestra puerta. Para nadie es un secreto que gran parte de lo que consumimos es importado; depende de la producción excedentaria de otras naciones que nuestros productos esenciales estén presentes en los anaqueles. Pero no es menos cierto que dicha práctica, lejos de cobijarnos ante la eventualidad, lo que logra es crear verdaderos problemas, pues...

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