Una comunidad con 16 votos opositores

La Unidad Educativa Paulo Freire está sobre una colina. Desde allí pueden verse las montañas y laderas de El Junko en todo su apogeo. En ese lugar apacible se encendieron las alarmas. En la última elección presidencial tuvo abstención equivalente a cero. Ninguno de sus 104 votantes dejó de acudir a las urnas. En los últimos 6 años los su fragios para la oposición allí nunca rebasaron lo que parece un techo infranqueable: 15 votos en 2006; 16 en 2007; 15 en 2008 y otra vez 15 en 2010. En los últimos comicios parlamentarios, además, no hubo un solo voto nulo a pesar de que el centro está situado en una comunidad rural donde se puede esperar que los pobladores tengan problemas para manipular las máquinas electorales. Cuando el CNE anunció los resultados de las últimas presidenciales todos los que estábamos allí lloramos, relata Olga López, responsable del partido opositor Un Nuevo Tiempo en la parroquia. La derrota, para ella, fue amarga y no sólo por la reelección de Chávez. En ese pueblo, que hoy es una versión deslucida de sí mismo, y cuyos paradores turísticos están desiertos, muchos de los electores votan acompañados aunque no sean analfabetas, reclama la oposición. Yelitza Osuna, dirigente de Proyecto Venezuela, asegura que es una práctica habitual del oficialismo asistir a los votantes alegando que no saben leer ni escribir. La misma persona acompañaba a tres y cuatro electores. Ahora estamos pilas y no los vamos a dejar, advierte. Un elector que pide no ser identificado relata que cuando no había testigos opositores en los centros o se ausentaban por alguna razón, el chavismo aplicaba una estrategia para inclinar la balanza a su favor: el presidente de la mesa votaba en la máquina y otro ponía la huella en el cuaderno. Votaban así hasta cuatro veces. La tinta que tenían se diluía. Ellos mismos contaban esas cosas, relata la fuente. Los nueve centros de vota ción de El Junko son utilizados ordinariamente como punto de encuentro para los patrulleros socialistas del PSUV. Para llegar a siete de ellos, ubicados en los asentamientos campesinos, se necesitan vehículos 4x4 porque las vías son de tierra, las distancias largas y los terrenos escarpados. Los días de elecciones se suele llevar a los votantes en camiones hasta los centros de votación. Carros empleados en las jornadas pertenecen a la jefatura civil, a cargo de Juan Carlos Díaz, indican los vecinos. Al funcionario, quien es militante del partido de Gobierno, se le solicitó, sin...

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