Condición maestra

Si tu vida es lección y tu palabra silencio, entonces eres un maestro, reza el di cho anónimo. La condición de docente no se improvisa, aunque finalmente nada tenga que ver con la academia. La orienta una necesidad de orden superior, que no se vincula con las normas establecidas que rigen la educación formalizada. El maestro, aseguraba Sócrates, debe preocuparse por la perfección del alma y no sólo la del cuerpo, postulado inspirador del equilibrio necesario entre ambas dimensiones, tan frecuentemente desvirtuado. Honrar al maestro puede resultar una frase hecha dentro de ámbitos descreídos de la autoridad moral. Sin embargo, la necesidad de reivindicación del honor de quien enseña se siente en cada página del libro Vidas maestras Ediciones Unear te, 2010, de reciente circulación, edificante iniciativa dirigida a enaltecer la actividad docente rigurosa y elevada en la danza venezolana, con énfasis preciso en selectas figuras de la educación universitaria de esta expresión escénica. Este proyecto editorial, coordinado por Miguel Issa, desde su posición de hombre de las tablas y docente, convocó a cinco novísimas voces literarias provenientes de la praxis de la danza de arte, para que develaran con transparencia la sensibilidad que rodea el ejercicio magisterial de siete maestros de danza clásica y contemporánea de amplias aportaciones en el medio nacional. La juventud de sus autoras se delata en cada texto, no sólo por su aproximación casi idílica a la escritura, sino también por el agradecido respeto por quienes fueron sus maestros. Ellas, María Isabel Franco, María Teresa García, Margarita Morales, Akaida Orozco y Marcela Rodríguez, los enfrentaron desde su admiración en conversaciones sobre aspectos personales y profesionales con...

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