Una conducta ejemplar

Tres millones de venezolanos concurrieron a las urnas el domingo para ejercer su derecho de elegir o ser elegido sin interferencias. Dentro y fuera de Venezuela lo sucedido el domingo 12 de febrero fue saludado con entusiasmo. Según los periódicos de mayor prestigio internacional, al evento se le dio categoría de excepcional porque se analizó dentro de las circunstancias políticas prevalecientes en el país. Un Gobierno que le negaba a la oposición o a los independientes el pan y el agua y se erigía como dueño absoluto de Venezuela. La prensa y los observadores reiteraron su extrañeza ante las campañas oficiales, motorizadas, patrocinadas y en la mayoría de las ocasiones protagonizadas el propio Presidente de la República, destinadas a desprestigiar y descalificar a los precandidatos de oposición. "Agentes del imperialismo", "apátridas", "incapaces", "traidores", los epítetos oficiales estuvieron presentes en la mente de los tres millones de venezolanos que votaron por ellos. El pueblo expresó su criterio, y lo expresó en libertad, retando al poder siempre amenazante que apostó al miedo. Ni agentes imperialistas ni apátridas, el pueblo habló por ellos y votó por ellos. Los cinco resultaron uno, como estaba previsto. Hoy, Henrique Capriles Radonski no cuenta con dos millones de votos, sino con los tres millones que votaron por un candidato de unidad.

La jornada del domingo fue ejemplar por diversas razones. Primero, ratificó la voluntad del pueblo de vivir en democracia y libertad. La de escoger a sus representantes, contra la tentación autocrática del caudillo que señala...

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