Consalvi, compañero y amigo

Murió por accidente, en forma instantánea y sin sufrir. Para sus amigos fue traumáti ca esa partida tan brusca de quien, a sus casi 86 años, lucía lleno de vigor, dinamismo, chispa y creatividad. Me siento golpeado: he sido uno de sus amigos y compañeros desde hace más de medio siglo.Después de mi ingreso formal en Acción Democrática, en abril de 1958, y mi vinculación a sus secretarías Internacional y De Capacitación, coincidí con Octavio Lepage y Simón Alberto Consalvi en su apoyo a las posiciones críticas del ala izquierda del partido futuro MIR. Luego, en mi nivel modesto, tomé la misma decisión que ellos: no acompañar al MIR en su secesión, sino seguir en AD, para defender propuestas progresistas en su seno. En esa contingencia se produjo la designación de Consalvi como embajador de Venezuela en Yugoslavia, y el encuentro afectuoso entre nosotros y nuestras respectivas familias en la ocasión de una invitación oficial que recibí en 1962 para visitar aquel país y conocer su ensayo socialista autogestor y no alineado.En Belgrado nació una amistad entre Simón Alberto y mi persona, basada tanto en la empatía personal como en una fundamental e inquebrantable coincidencia de valores ideológicos y éticos.Me llamó de inmediato cuan do el presidente Leoni lo designó director-fundador de la Oficina Central de Información, y me ofreció el cargo de jefe de la división internacional de ese organismo y director de su publicación Carta de Venezuela. Durante dos años felices viví y trabajé en...

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