Los consejos comunales se desinflan

Un estudio sobre las necesidades de formación de los vecinos del Barrio Unión de Petare dio un resultado inesperado: la figura de los consejos comunales se está diluyendo. Las organizaciones impulsadas por el Gobierno para gestionar políticas públicas y proyectos locales se ven afectadas por el burocratismo, la partidización y las sospechas de corrupción. En agosto pasado, la Asocia ción Civil Ágora, fundada en 2005 por un grupo de profesionales jóvenes para fomentar la convivencia, organizó unas sesiones con los líderes de esa comunidad, que relataron sus experiencias sobre el tortuoso ciclo de presentación de pro yectos comunitarios. Los inconvenientes saltaron a la vista. En el diagnóstico de los problemas participan muy pocos y se pueden tardar semanas investigando cuál institución tiene competencia y cuáles funcionarios pueden ayudarlos. En la última etapa, la de seguimiento, el ciclo frena abruptamente y el entusiasmo colectivo se desinfla. Esta fase Âdetalla Mariana Bacalao, que condujo el estudio que fue publicado en diciembre puede ser infinita, lo que genera una autopercepción de eficiencia limitada. La mayoría de las cosas muere sin respuesta. La gente se frustra y siente que tiene poco alcance; se preguntan qué hacen allí. Un proyecto solapa a otro y se suman los asuntos sin resolver. El relato de un vecino lo ilus tra: Hemos pasado de un mismo problema 18 comunicados y no nos han contestado ni una sola vez. Eso es falta de voluntad de los gobiernos. Sencilla mente no hay respuesta ni con materiales ni con recursos. Pese a que Ágora observó que los miembros de los consejos comunales tratan de cubrir las necesidades de conocimientos legales, de redacción o administración, notaron que el esfuerzo se desvanece. La concreción de los proyectos recae sobre organismos oficiales e instancias sobre los que no tienen control, como las salas de batalla social, que sirven de enlace con el Ejecutivo. La inconformidad fue detec tada también por las investigaciones del Centro Gumilla. En un estudio publicado en noviembre, hallaron que después de las policías, los sindicatos y los partidos políticos, los consejos comunales Âmás de 41.000 en todo el país están entre las instituciones que más desconfianza generan. De cada 10 personas, 6 piensan que quienes participan en el desarrollo de proyectos comunita rios lo hacen para beneficiarse personalmente. Trampa burocrática. Los voceros, en el fondo, sienten que son gestores, dice Norma Pérez...

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