El consumo necesario como techo

Un elemento para avanzar en la comprensión del mo delo político y cómo éste se traslada al plano económico, se corresponde con los principios que motivan o justifican algunas posiciones de los formuladores de políticas. A estas alturas de la modernidad, uno puede entender o concebir a un consumidor como un ciudadano que habría de reunir, por lo mínimo, dos características. En primer lugar, se trata de un sujeto racional, en el sentido de que es capaz de escoger lo que más le conviene en función de sus preferencias, de la información que posee, el tiempo del que dispone, su presupuesto y el resto de factores que influyen en sus decisiones. Ese carácter racional también supone que tomará opciones que le generen mayor bienestar. La segunda característica es que se trata de un sujeto responsable. Esto quiere decir, que es capaz de discernir cuando una decisión le traerá algún beneficio y de reconocer cuando sus escogencias pueden generar algún perjuicio y abstenerse de ese tipo de acción. Solamente dentro de un modelo que concibe a los individuos como autónomos pueden encontrarse consumidores racionales y responsables. En una situación en la cual el Estado asume que los particulares son incapaces de tomar decisiones adecuadas, la autonomía no tiene cabida. En consecuencia, desde esa perspectiva es inconcebible que un consumidor, actuando racional y diligentemente, pueda adoptar decisiones cotidianas o trascendentales que sean las más valiosas y mejor ajustadas a sus valores. De esas premisas surge la motivación de la tesis del consumo necesario que progresivamente va siendo adoptada en diversas políticas públicas. Esa...

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